Rafael Correa: ‘Ya han destruido a Assange’

Declassified conversó con el ex presidente de Ecuador, Rafael Correa, quien concedió asilo a Julian Assange en Londres. Comentó sobre las relaciones con los británicos, cómo Estados Unidos trata de controlar a su país y expuso la campaña de guerra en su contra.

22 septiembre 2022
Former president of Ecuador Rafael Correa. (Photo: Phil Miller / Declassified UK)

Former president of Ecuador Rafael Correa. (Photo: Phil Miller / Declassified UK)

  • «Los británicos están acostumbrados a ser obedecidos, no a negociar con un país del ‘tercer mundo’. Intentaron tratar con nosotros como un país subordinado».
  • «Assange no tenía ninguna posibilidad de tener un proceso legal justo en Estados Unidos».
  • «Contratamos a una empresa de seguridad especial para proteger la embajada de Londres, para proteger a Julian Assange… Fueron capturados por la CIA».
  • «Cancelé el acuerdo para tener una base estadounidense en nuestro país en 2009. Estas son medidas que las autoridades estadounidenses no perdonan».

En una nublada mañana de sábado de mediados de junio de 2012, el periodista australiano Julian Assange entró a la Embajada de Ecuador, en Knightsbridge, Londres.

Era un hombre perseguido. En los últimos dos años, había estado revelando los secretos, en alianza con los mayores periódicos del mundo, de la llamada guerra contra el terrorismo de Estados Unidos, una extraordinaria explosión de violencia que lleva más de una década.

El Tribunal Supremo británico había aprobado días antes su extradición a Suecia para ser interrogado por acusaciones de agresión sexual, de las que nunca fue procesado. El caso fue abandonado en 2019 tras una revisión de las pruebas.

Esta oscura embajada en Londres apenas había logrado una sola línea en los medios de comunicación en su historia. Sin embargo, a lo largo de los siguientes siete años se convertiría en una historia mundial que incluiría complots de asesinato, niveles industriales de vigilancia y, finalmente, el desalojo forzado de Assange por parte de la policía británica en abril de 2019. 

Cuando Assange entró a la embajada, el presidente de Ecuador era Rafael Correa, un economista formado en Estados Unidos que había asumido el poder cinco años antes, en 2007. Fue una figura clave en la “marea rosa” de gobiernos de izquierda que tomaron posesión en toda América Latina en la década de 2000.

Correa vive ahora en Bruselas, Bélgica, después de que él mismo recibiera asilo político para evitar la persecución por parte de Ecuador, el Estado que una vez dirigió.

En un irónico giro del destino, Correa y Assange, que lleva tres años y medio en la prisión de máxima seguridad de Belmarsh, comparten ahora abogado en su lucha por la extradición. Nos reunimos en las oficinas de este abogado. Un cartel gigante de “Free Assange” recibe a los visitantes en la entrada.

En una oscura sala con paneles de madera que da a la calle, Correa me cuenta cuando  aquel día de junio  su ministro de Relaciones Exteriores le dijo que Assange había entrado a la embajada en Londres. “Empezamos a estudiar su caso”, dice Correa.

En agosto de 2012 –“después de dos meses de estudiar su expediente”– el gobierno de Correa concedió a Assange asilo para protegerlo de la persecución del gobierno de Estados Unidos por sus actividades periodísticas.

“No había ninguna posibilidad de que tuviera un proceso justo, eso no era posible”, dice Correa. “Me refiero a Estados Unidos, hubo demasiada presión pública, gubernamental y mediática contra él”.

Negociaciones británicas

Durante los cinco años siguientes, su gobierno entabló prolongadas negociaciones con las autoridades británicas, que habían puesto en marcha una campaña secreta, denominada Operación pelícano, para sacar a Assange de la embajada. Correa se muestra muy crítico con la actitud del Reino Unido en estas negociaciones.

“Son históricamente una potencia imperial, por lo que a veces creen que continúan con este poder”, dice sobre los británicos. “De todos modos, contra nosotros eso no funciona. Y, sí, fueron muy groseros. Querían imponer sus leyes, sus criterios, y no lo aceptamos”.

Y continúa: “Tenemos, como país soberano, el derecho de conceder asilo a cualquiera sin dar ninguna explicación. Pero dimos una explicación porque consideramos a los británicos, al gobierno estadounidense, al gobierno sueco, pero no teníamos que hacerlo”.

Correa dice que la presión británica se intensificó poco después de que Assange entrara a la embajada.

“Hubo un momento en el que las autoridades británicas nos amenazaron con entrar a nuestra embajada”, dice Correa. “Sin embargo, eso iba en contra del derecho internacional y era absolutamente ilegal, pero también una tontería… ¿Por qué? Porque tienen muchas más embajadas en el mundo que nosotros”.

Hace una pausa. “Así que si daban al mundo tan mal ejemplo, acarreaban las peores consecuencias. Porque después, sin ningún pretexto, ninguna razón, cualquiera podría entrar, en cualquier país, a sus embajadas”.

Irónicamente, la presión británica fue mucho más contundente que la que Correa recibía de los estadounidenses.

“Francamente, no recuerdo que el gobierno estadounidense nos haya amenazado como el gobierno británico cuando dijo que podían entrar en nuestra embajada”, dice Correa. “No recibimos del gobierno estadounidense, que yo recuerde, ninguna amenaza como esta”.

Con el asilo concedido a Assange por un país amigo como Ecuador, se le debería haber permitido un pasaje seguro para salir del Reino Unido.

“Claro, los británicos están acostumbrados a ser obedecidos, no a negociar con un país del ‘tercer mundo’”, dice Correa. “Intentaron tratarnos como un país subordinado”.

El entonces canciller ecuatoriano Ricardo Patiño con Julian Assange en la embajada en Londres, el 16 de junio de 2013. (Foto: Xavier Granja Cedeño / cancillería de Ecuador)

“No hay posibilidad de un proceso justo”

Correa me dice que sólo ha hablado con Assange una vez, cuando fue entrevistado por él para The Julian Assange Show, una serie de entrevistas de corta duración realizadas en su mayoría antes de que entrara en la embajada.

“No conozco a Julian Assange”, me dice Correa. “Nunca he hablado con él por teléfono ni lo he conocido en persona. ¿Quieres mi posición personal honesta? No estoy de acuerdo con todas las cosas que hizo Julian Assange, pero eso es irrelevante”.

Y añade: “El punto principal aquí es que él no tenía ninguna posibilidad de tener un proceso legal justo en Estados Unidos. Así que absolutamente teníamos el derecho soberano de conceder asilo político a Julian Assange”.

Sin embargo, Correa no es optimista sobre el objetivo final de los estadounidenses y británicos ahora que lo tienen en sus manos.

«Seleccionaron la parte más débil de la cadena: Julian Assange.»

“Quieren matarlo”, dice. “Lo están destruyendo. Ya lo han destruido. Mi abogado, y estamos teniendo esta entrevista en la oficina de mi abogado en Bruselas, también es el abogado de Julian Assange y puede decir que está absolutamente destruido como ser humano. Así que ya destruyeron a Julian Assange”.

Continúa Correa: “Lo que quieren hacer es poner a Julian Assange como ejemplo: ‘ya ven lo que pasó con alguien que se atrevió a revelar nuestros secretos’. ¿Pero qué secretos reveló Julian Assange? Los crímenes de guerra. Tenemos que darle las gracias. En lugar de eso, lo están matando”.

¿Volverá a ser libre Assange? Pregunto. “Soy muy pesimista. No lo creo. Quieren dar un ejemplo con Assange: ‘no puedes cruzar estas líneas rojas, no puedes tratar con nosotros, no puedes revelar nuestros crímenes’. Ese es el mensaje”.

Y continúa: “Me doy cuenta muy bien, fui presidente durante diez años, de que los países deben tener información confidencial. Pero hay límites. No se pueden ocultar los crímenes de guerra. Y aún más, se puede encontrar un doble estándar aquí. ¿Por qué? Porque estrictamente hablando, Julian Assange no publicó la información.
“La información fue publicada por el New York Times, Der Spiegel en Alemania, El País en España, The Guardian en el Reino Unido. ¿Por qué no se les castiga, se les persigue? Porque son la parte más fuerte de la cadena. Seleccionaron la parte más débil de la cadena: Julian Assange”.

“Capturados por la CIA”

Cuando Assange estuvo en la embajada ecuatoriana la sede diplomática se convirtió probablemente en el lugar más vigilado del mundo. En junio, el gobierno británico admitió que la abogada de larga data de Julian Assange, Jennifer Robinson, era probablemente objeto de “vigilancia encubierta que violaba sus derechos humanos”. Los funcionarios y funcionarias ecuatorianas recibieron inevitablemente el mismo trato.

“En ese momento supimos –y seguimos sabiendo– que estábamos bajo vigilancia”, dice Correa. “Es más, contratamos a una empresa de seguridad especial para proteger la embajada, para proteger a Julian Assange, se llamaba UC Global de España. Y nos traicionaron. Vendieron la información a la CIA. Fueron, si se quiere, capturados por la CIA”.

Más tarde se reveló que era peor que la vigilancia. En septiembre de 2021, Yahoo News publicó un reportaje basado en el testimonio de 30 ex funcionarios estadounidenses en el que se mostraba que la CIA había esbozado planes para secuestrar o matar a Assange en Londres. Correa dice haber leído el artículo. ¿Le impactó?

«Julian Assange fue traicionado por periodistas de todo el mundo, por gobiernos de todo el mundo.»

“Por supuesto, pero no me sorprendió porque estamos acostumbrados a eso. Es la historia de América Latina”. Y añade: “Una cosa está muy clara: para el gobierno estadounidense Julian Assange es un enemigo” y quieren “destruir sus libertades, su reputación y quizás su vida”.

Ha sido llamativo en los últimos años cómo los presidentes latinoamericanos han liderado la lucha por la libertad de Assange, desde Cristina Fernández de Kirchner en Argentina hasta Evo Morales en Bolivia.

El presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador incluso ha mostrado el infame vídeo de Asesinato Colateral en su conferencia de prensa presidencial, ofreció asilo a Assange y entregó al presidente Biden una carta cuando se reunieron para pedir la liberación del periodista australiano.

¿Por qué es este continente el que lidera este caso de libertad de prensa de importancia histórica mundial?

“No tengo respuesta para eso”, dice Correa. “Estoy sorprendido, conmocionado, porque Julian Assange fue traicionado por periodistas de todo el mundo, por gobiernos de todo el mundo, por su propio gobierno, el gobierno australiano”.

Y añade: “Si tuviéramos un ciudadano ecuatoriano sufriendo este tipo de presiones, persecución, situación ilegal, nuestro deber es defenderlo, pero al gobierno australiano no le importa”.

El presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, señala el vídeo del asesinato de Collaterol durante una rueda de prensa. (Foto: Suministrada)

Libertad de prensa

Cuando Assange recibió el asilo de Ecuador, gran parte de la prensa británica buscó líneas de ataque. Uno de los principales fue que Correa estaba reprimiendo la libertad de prensa en Ecuador.

El Financial Times, por ejemplo, escribió: “Assange pasó por alto el empeoramiento del historial de Correa en lo que respecta al respeto de la libertad de prensa”.

“Eso es propaganda”, asegura Correa. “¿Puede darme un ejemplo de un ataque contra la libertad de prensa? Pero porque siempre buscamos la verdad, respondemos a las mentiras de algunos periodistas, estamos en contra de la libertad de prensa… Es porque estamos en contra de la mentira, de la manipulación”.

«El instrumento utilizado para mantener el statu quo en América Latina son los medios de comunicación.»

El gobierno de Correa intentaba acabar con el control oligárquico de los medios de comunicación, especialmente pronunciado en América Latina.

De hecho, un ejemplo del ataque a la libertad de prensa citado por el Financial Times  fue una ley antimonopolio que proponía que los accionistas y directores de las empresas de medios de comunicación que tuvieran más del 6% de las empresas nacionales de medios de comunicación debían desprenderse de estas para dedicarse a otros intereses no relacionados con los medios de comunicación.

“Hay que ser absolutamente consciente de que el instrumento utilizado para mantener el statu quo en América Latina son los medios de comunicación”, afirma Correa. “Hay que preguntarse: ¿a quiénes pertenecen estos medios de comunicación? A las élites que quieren seguir controlando nuestros países. Y van a estar en contra de cualquier gobierno que intente cambiar la situación latinoamericana, que es muy dura. Por ejemplo, seguimos siendo una de las regiones más desiguales del mundo”.

Estrategia regional

Cuando Correa culminó su mandato en 2017, el candidato postulado para disputarlas siguientes elecciones por su partido Alianza País fue Lenín Moreno. Moreno había sido vicepresidente de Correa durante seis años, pero tras ganar las elecciones de 2017, se volteó.

El programa socialdemócrata relativamente moderado de Correa hizo que la pobreza extrema en Ecuador se redujera casi a la mitad, que la desigualdad disminuyera drásticamente y que el gasto social como porcentaje del PIB casi se duplicara.

Sin embargo, Moreno comenzó a revertir las reformas progresistas del gobierno de Correa, reintegrando a Ecuador a la infraestructura económica del Consenso de Washington y acercándose a Estados Unidos.

Se lanzó una campaña de lo que se ha denominado “lawfare” contra funcionarios del gobierno de Correa. Muchos tuvieron que huir del país.

El sucesor de Moreno como vicepresidente, Jorge Glas, fue detenido y condenado a seis años de prisión por acusaciones de soborno. Fue puesto en libertad en abril de este año, pero volvió a ser detenido al mes siguiente. El propio Correa fue el objetivo.

«Es una estrategia regional y eso sólo puede ocurrir si las embajadas estadounidenses en nuestros países lo respaldan.»

“Es una estrategia regional, no sólo en mi contra”, dice Correa. “Es contra [el ex presidente brasileño] Lula, contra Evo Morales, Cristina Fernández de Kirchner… Así que cuando se tiene este tipo de estrategia real, no hay coincidencia. Es una estrategia regional y eso sólo puede ocurrir si las embajadas estadounidenses en nuestros países lo respaldan.”

Correa considera que la concesión de asilo a Assange por parte de su gobierno es un motivo de peso.

“Por supuesto, parte de esta persecución política que he recibido se debe a Julian Assange. También cancelé el acuerdo para tener una base estadounidense en nuestro país en 2009. Lo detuve. Son medidas que las autoridades estadounidenses no perdonan”.

En 2009, Correa se negó a renovar el contrato de arrendamiento de la base militar estadounidense en la ciudad costera de Manta, en el oeste de Ecuador. “Renovaremos la base con una condición: que nos dejen poner una base en Miami, una base ecuatoriana”, dijo. Los estadounidenses no estaban de acuerdo.

Cualquier líder de izquierda en América Latina sabe que su mayor enemigo es Estados Unidos, país que ha designado el hemisferio occidental como su área de influencia desde 1823. Pero durante la historia reciente, los métodos de Estados Unidos para librar a la región de gobiernos indeseados se han diversificado, alejándose de los golpes militares directos, como el de Guatemala en 1954 o el de Chile en 1973.

“Es muy difícil que, sobre todo en Suramérica, haya una invasión militar de Estados Unidos. No es posible”, dice Correa. “Pero hay formas más finas, si se quiere, para desestabilizar a un gobierno que no les gusta. Por ejemplo, financiando a los grupos de la oposición, a las ONG, y reciben este dinero, la financiación, de la National Endowment for Democracy que todo el mundo sabe que es la rama financiera de la CIA”.

El presidente Trump se reúne con el presidente ecuatoriano Lenin Moreno, en el Despacho Oval de la Casa Blanca, el 12 de febrero de 2020. (Foto: Joyce N. Boghosian / Casa Blanca)

Lawfare

Pero Correa dice que no sólo Estados Unidos quiere destruirlo a él y a su legado. “También está el odio de los medios de comunicación, el odio de la élite… para tratar de conservar, de mantener el statu quo. Somos un peligro para el statu quo. Somos un peligro para sus privilegios”.

En abril de 2020, un tribunal ecuatoriano condenó a Correa a ocho años de prisión tras declararlo culpable de cargos de corrupción. Correa fue acusado por un pago de 6.000 dólares a su cuenta privada, que según él era un préstamo.

“Ocho años de prisión por un pago de 6.000 dólares”, dice. “Una de las pruebas es que recibí de un fondo común que teníamos en la presidencia. Dijeron que eran sobornos. 6.000 dólares puestos en mi cuenta personal en un banco público. Pero no tienen nada. Es un montaje contra nosotros”.

La sentencia se produjo horas antes de que se inscribiera como candidato en las elecciones presidenciales de 2021.

«No sólo nos están robando nuestra reputación, nuestra estabilidad, sino o nuestras democracias.»

“De este modo, me impidieron volver a mi país”, afirma. “Me impidieron ser candidato y nombraron a Lasso presidente”.

Guillermo Lasso, un banquero de derecha que se vio envuelto en las filtraciones fiscales de los Pandora Papers, ganó por poco las elecciones de 2021.

“No sólo nos están robando nuestra reputación, nuestra estabilidad, sino o nuestras democracias”, dice Correa. “Pero como todos estos ataques son contra líderes de la izquierda, a nadie le importa”.

Lo mismo ocurrió en Brasil cuando Lula fue detenido en 2018 por acusaciones  de corrupción que, finalmente se demostró  tenían una motivación política. Fue encarcelado el mismo año de las elecciones..

“Impidieron que Lula fuese candidato e hicieron a Bolsonaro, un fascista, presidente de Brasil”, añade Correa.

La traición

Hasta 2017, Moreno había sido un aliado y una figura clave de la “Revolución Ciudadana” que transformó Ecuador durante los 10 años de gobierno de Correa. ¿Por qué se volvió loco de repente cuando llegó a la presidencia y trató de destruir todo el movimiento del que había formado parte?

“Una de las hipótesis más fuertes es que Lenín Moreno está corrompido”, dice Correa. “Ahora nos damos cuenta muy bien. No conocíamos ese momento, pero ahora sabemos que tenía una cuenta secreta en Panamá. Tenemos el número, tenemos todo.

“Así que tal vez el gobierno estadounidense lo sabía antes que nosotros y puso a Moreno bajo control. De lo contrario, es muy difícil entender cuál fue el cambio de Moreno de nuestro programa político progresista, al programa de extrema derecha y a estar absolutamente subordinado a Estados Unidos.”

Continúa: “Una prueba es que apenas una semana después de que Lenín Moreno asumiera el cargo, recibió a Paul Manafort, el jefe de campaña de Donald Trump y Moreno le ofreció a Manafort entregar a Assange al gobierno estadounidense.

“Tienes varios testimonios de personas que estuvieron en esta reunión en Ecuador en el palacio presidencial una semana después de que Lenín Moreno asumiera el cargo. Es decir, que en ese momento allí ya estaba negociando con Julian Assange”.

«Nadie más va a confiar en los países latinoamericanos para buscar un asilo político.»

En abril de 2019, probablemente como parte de este acuerdo, Moreno rescindió el asilo de Assange e invitó a la policía británica a entrar en la embajada ecuatoriana para llevarse por la fuerza al fundador de WikiLeaks. Fue un momento decisivo.

“El país fue humillado”, dice Correa. “Nadie más va a confiar en los países latinoamericanos para buscar un asilo político. El daño es enorme. Es enorme y duradero. Y, además, va en contra de nuestra Constitución. Puedes revisar el artículo 41 de nuestra Constitución, queprohíbe explícitamente dar a los perseguidores a alguien perseguido. Así que [Moreno] violó nuestra constitución.

“Pero no hay ningún problema mientras se actúe de acuerdo con el gobierno de Estados Unidos o de acuerdo con los medios de comunicación, las élites y contra Correa, ese es quizás el punto más importante”.

Es evidente que la presión y el estrés del caso de extradición y la agitación en Ecuador han tenido un impacto personal en Correa. Habla rápidamente, apresurándose a expresar su defensa contra los constantes ataques. Tiene una notable energía nerviosa, golpeando el pie en el suelo incesantemente.

Le pregunto a Correa qué le parece todo esto.

“Para mí es muy difícil”, dice. “Es muy triste, muy decepcionante, que haya ocurrido. Tenemos que seguir luchando para recuperar el país”.

Carlos y Camilla

Correa dice que Gran Bretaña tuvo una forma particularmente colonial de tratar a su país.

“Intentamos tener una buena relación con cualquier país del mundo, pero en un marco del respeto mutuo”, me dice. “Pero está claro que el Reino Unido le falta el respeto a un país como Ecuador, no fue sólo el caso de Julian Assange”.

Recientemente, Evo Morales declaró a Declassified que Gran Bretaña sigue teniendo una “mentalidad totalmente colonial”. Le pregunto a Correa si está de acuerdo. “Lamentablemente, sí”, responde y luego pone otro ejemplo.

“En 2009, el embajador británico me llamó y me dijo que el príncipe Carlos y Camilla vendrían al país a visitar nuestras Islas Galápagos. Nos sentimos muy honrados de tener al príncipe Carlos y a Camilla. Pero el embajador británico no solo me dijo, sino me ordenó que recibiera al príncipe Carlos el domingo. Y yo le dije: ‘Vamos, embajador, el domingo es mi día familiar. Trabajo de lunes a sábado y trato de dedicar los domingos a mi familia’”.

La embajadora británica Linda Cross insistió el domingo. Correa entonces protestó: “pero viene de vacaciones, entonces podemos recibirlos el lunes. Tenemos una ceremonia muy bonita en el palacio presidencial todos los lunes, el cambio de la Guardia Presidencial. Es una ceremonia muy bonita. Podemos invitar al príncipe Carlos y a Camilla. Hay mucha gente en la plaza central frente al palacio presidencial. Puede saludarlos”.

El embajador Cross siguió insistiendo en que debía ser domingo.

“Finalmente, envié a mi vicepresidente a recibir al príncipe Carlos y a Camilla y me di cuenta muy bien de que no me perdonaron cuando tuve que ir a Londres el año siguiente. Fui invitado por la London School of Economics y otras universidades a dar algunos discursos. Y nadie me recibió como presidente de Ecuador en el aeropuerto de Londres”.

Este trato indica que para el gobierno británico este continente es irrelevante, dice Correa. “No somos importantes para el gobierno del Reino Unido”.



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